El mate frío es historia del pasado.
Como todas las cosas buenas, ésta también nació por pereza humana… o no. No sé. La cosa es que generalmente tomo mate solo mientras trabajo. Y claro, como estoy trabajando, estoy leyendo concentrado en algo puntual. Con algunas computadoras a mi alrededor, probando cosas distintas en cada una de ellas y viendo porqué no funciona algo y cómo puedo hacer para arreglarlo.
Así, paso la mayoría de mis mañanas. Por lo general, a mitad de mañana me dan ganas de tomar mates, entonces voy y lo preparo. El problema aquí es que me tomo 4 o 5 y vuelvo a meterme profundamente en la lectura. Pasan 10 minutos y me acuerdo que estoy con el mate. Me tomo uno. Sigo leyendo y dentro de 10-15 minutos me pasa lo mismo. Me tomo otro y siento que ya no está igual de rico que el anterior (acá voy aproximadamente por el 8 o 9 mate). Entonces digo: «Pucha! Me voy a tomar un par seguido para calentarlo». Así es que me tomo 3 o 4 fríos y el 5 ya está zafable. Ahí lo dejo, como para agarralo nuevamente caliente la próxima. Pero claro, la próxima va a ser dentro de 10 minutos, que ya va a estar más frío que la última vez que estaba frío.
Pasan esos 10 minutos aproximadamente, tomo el mate digo: «Pucha! Me voy a tomar un par seguido para calentarlo». Y así empieza el proceso de nuevo, pero esta vez ya no logro calentarlo y me tomo 5 o 6 mates fríos. Llegando al medio día me doy cuenta que tengo un dolor de panza terrible, que no tomé ningún mate rico y que encima tengo ganas de seguir tomando mate, así que me preparo otro. Todo vuelve a empezar y… ¡así estoy todo el día con dolor de panza!
¡YA NO! LOS PROGRAMADORES DECIMOS: «BASTA!»
Entonces, abrí una consola de Linux y ejecuté en ella:
while true; do sleep 180; espeak «mate»; done
Lo que sería en «lenguaje humano»:
Reproducir la palabra «Mate»por los parlantes cada 3 minutos.
Ahora sí! Cada 3 minutos me tomo un matecito calentito 🙂
UPDATE 14 Dic 2012: Bautizado por mí a «Soluciones libres a problemas cotidianos»