Hay ideas, hay visiones, hay visionarios e ideologías. Hay gente que piensa y hay gente que no. Hay algunos que nacen ricos y otros que nacen pobres. Hay de todos los gustos y colores: altos, flacos, gordos, petisos, morochos e incluso algunos pelirojos. Sin embargo, no son muchos los que han tenido grandes ideas, grandes pensamientos, grandes visiones e incluso un grupo mucho más chico de ellos son los que las llevaron a cabo.
Por otro lado, ¿cómo sabemos que son pocos los que han tenido grandes ideas? ¿solo nos basamos en aquellas que conocemos? ¿qué pasa si más gente de la que conocemos ha tenido grandes ideas pero nunca se dieron a conocer? Quizás porque no se implementaron o simplemente porque no fueron publicadas. Quizás sí fueron publicadas pero al mismo tiempo fueron prohibidas. Quizás sí fueron implementadas y fueron exitosas y fueron revolucionarias y podrían cambiar el curso de la humanidad y… pero fueron ocultadas.
¿Quién te va a creer algo, revolucionario o no, si no está escrito en ningún lado, si sos el único que lo sabe? Incluso, cuánto más cerca de ser revolucionario y «tirado de los pelos» menos posibilidades existe de que te crean. Entonces digo, ¿qué pasa con todas esas ideas que son una «amenaza» para la sociedad? Digo, para la sociedad que nos contiene, nos regula y nos controla. Claro, no nos controla al 100% porque ahí está el truco, siempre tenemos que «sentirnos libres» para que no haya sospechas.
También me pregunto: ¿porqué muchos próceres Argentinos hoy ya no son más próceres?. Digo, han estado muertos durante cientos de años, los estudié en la escuela primaria y me enseñaron a idolatrarlos para que luego, unos cuántos años después, me digan que eran unos hijos de puta los mismo que me dijeron que había que idolatrarlos…
Me cuesta creer lo que me dicen. Me cuesta creer que no vivimos en un cuento. Que hacen y deshacen a gusto y piacere. Que dan por verdad y desmienten lo que les «conviene». Miro hacia atrás, recuerdo un poco mi infancia, leo cosas viejas, miro videos de unos 55-60 años atrás y me doy cuenta que «nosotros» (como sociedad chica) no hemos cambiado en nada, pero sin embargo, la «gran sociedad» se ha fortalecido y ha engordado sus bolsillos, sus conocimientos sobre la misma raza, su vigilancia sobre nosotros como así también su control.
No me es tan difícil pensar que vivimos en una mentira grande como una casa. No como la mía, ni como la tuya. Sino grande de verdad, como la de cualquier funcionario.
Humitos 