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Bordolino y Eruca

Ayer me fui a ver a «Argentino Bordolino» en concepto de groupie de la banda al Motoencuentro Internacional de Diamante. Concentramos en la sala de ensayo y arrancamos todos como una gran familia de monos dividida en tres autos. Entre mates y charlas llegamos de toque a Diamante, al lugar del motoencuentro y estacionamos el auto como 30 Km de la entrada. Era más fácil, salir caminando desde Paraná, más o menos.

Antes de los «Bordolinos» tocaron como cuatro o cinco bandas de las que no me gustó ninguna. En general, los primeros temas de todas las bandas sonaban más o menos y luego parecía que el sonidista le iba agarrando la onda y el estilo de los músicos y empezaba a sonar cada vez mejor. Pero así y todo, no eran estilos de música con los que me sentía cómodo. Había bandas con muy buenos músicos y otras no tanto, sin embargo, ninguna me llevo a sentir algo diferente y placentero.

Llegando la hora de tocada de los «Bordolinos» nos fuimos para el «detrás de bambalinas» y mientras la monada principal concentraba, nosotros hablábamos al pedo entre los demás groupies de la banda. Pasaron algunos minutos, calentaron un poco, estiraron los dedos, tomaron el último trago de cerveza y salieron a la cancha a romperlo todo! (acá todas las fotos)

Después de haber disfrutado plenamente de la música y de flashearla sacándole fotos a estos pibes, vino un descanso de unas tres o cuatro bandas más, de las que tampoco casi ninguna me gustó. Hubo una de Ska que no me gustaba pero que me hacía bailar un poco por lo menos 🙂

Finalmente, aparecieron las locas de «Eruca Sativa» y se empezó a escuchar un poco más el pogo del público. Igualmente, había mucha menos gente de lo que me imaginaba. Así y todo, me pasó algo similar que con «Argentino Bordolino». Sonó bien, disfruté de escucharlos y me colgué sacando fotos casi todo el recital. Incluso, subí al escenario a hacer algunas fotos estando a unos pocos metros de la bajista. (acá todas las fotos)

Aunque hubo muchas bandas que no me gustaban, la pasé genial. Estuve charlando con amigos que hacía mucho tiempo que no veía y compartíamos algunas horas de corrido juntos, unos mates, charlas y risas. Gracias a los «Argentinos Bordolinos» por la buena onda y también a los demás groupies de la banda que fueron, con quienes estuve socializando también. ¡Toda la onda la muchachada!

Ya lo dijo Cortázar

Por lo tanto no hace ni falta que escriba un artículo de mi autoría personal sobre el mismo tema (link al libro):

PREÁMBULO A LAS INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías,  en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

— Julio Cortázar

Look Style

Revolucionando desde mi peinado…